La preventividad es uno de los criterios irrenunciables de Don Bosco, da nombre a su sistema educativo. Prevenir es una tarea de los educadores todos los días.
El estilo educativo de Don Bosco privilegia las intervenciones que se dirigen al hombre en toda su globalidad y se desarrolla más eficazmente sobre las bases de los antiguos, pero siempre actuales principios de la igualdad, de la progresividad, de la intencionalidad, del desarrollo de las fuerzas positivas, antes que de la neutralización de las experiencias negativas.
Lograr que las estudiantes y las familias, se encuentren en su propia casa, desde un trato humano y cordial. Se requiere tener en cuenta la importancia de crear un clima que ayude a la formación de cada estudiante, desde un “ambiente” que tenga como modelo la familia, un ambiente en el que se reproduzca la “experiencia de la casa”, donde los sentimientos, las actitudes, los ideales, son comunicados vitalmente y a menudo con un lenguaje no verbal sino vital.
Se refiere al estilo educativo del cotidiano, que forma desde la experiencia misma, abriéndose a las exigencias de las bienaventuranzas. Esta experiencia requiere en la persona el don de la unidad. es decir, una humanidad en total armonía con la santidad.
El primer don que san Juan Bosco ofrece a sus discípulos y a sus muchachos es una relación humana serena y abierta. El dominio de sí mismo, elaborado en profundidad, le permite ofrecerse a los demás de manera sutil y eficaz, en un cauce pastoral, sobre todo. Dentro de esta perspectiva, son dos los aspectos que más sobresalen de la humanidad del santo pedagogo. Primero, un afecto intenso. Y al afecto, hay que añadir su talante constante de amistad.
Una de las características que llama más la atención entre los valores propuestos por los colegios María Auxiliadora es la alegría siendo encerrando está el profundo sentido del bien y la convicción total de que este es más fuerte que el mal, la confianza en las personas (hay mucha bondad en el ser humano), el singular interés por los hechos de cada día como expresión de la voluntad de Dios y cómo la vida suele ser lo que jamás resulta; también la alegría es la acogida matizada de valores novedosos. Asumida, honda y tan de veras fue su alegría que la venía a identificar con la santidad “Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en estar alegres”
Para la formación y acompañamiento de las estudiantes se requiere tener en cuenta aquello que nuestros fundadores consideraron eje fundamental de la formación “la familiaridad engendra afecto y el afecto confianza”, de esta manera se pide a cada educador, educadora confiar en las estudiantes para hacer posible la confianza de estos en el educador.
“En cada uno, hay un punto accesible al bien y el primer deber del educador es buscar la cuerda sensible del corazón y hacerla vibrar” D.Bosco
Unos de los valores propuestos como respuesta a la realidad que la contemporaneidad nos presenta y que la Iglesia nos convoca es la ecología integral; es decir recuperar el equilibrio como humanidad, contexto natural, amonia universal, asumir el reto que desde el ochocientos Don Bosco quizo para sus hijos de amar a la Iglesia y hacer lo que ella nos diga, hoy se traduce en ser custodios, próximos al cuidado de la casa común, comprometiéndonos en acciones concretas que respeten el ambiente, los ecosistemas y sobre todo la dignidad de las personas, uniéndonos a la plataforma Laudato si y el pacto educativo mundial, y junto a diversas entidades promueve un uso sostenible de los recursos materiales y naturales.
Concebida como el ejercicio de la autogestión y de acción responsable de nuestras estudiantes en cuanto al propio aprendizaje y las normas de convivencia, con la capacidad de ejercer un liderazgo en todo espacio en el que le corresponda ser protagonista de sus propias acciones.